Amar y ser amado es un derecho de todo
ser humano. Tú, yo, ellos, ellas, todos tenemos derecho al amor. Como derecho
humano es: universal, fundamental, inalienable, irrenunciable, debe ser
garantizado, protegido y restaurado. El amor es la base sobre la cual son
garantizados los demás derechos; ya sean sociales, políticos o económicos. El
respeto a los derechos humanos es la manifestación palpable del amor que habita
en los corazones de los hombres.
La familia es la primera
escuela del amor; allí aprendemos las lecciones iniciales de cómo amarnos y
amar a otros. Los padres son el ejemplo máximo de amor; nos dan vida,
alimentan, visten, cobijan, protegen, cuidan la salud, educan, estimulan,
apoyan, orientan, y muchas acciones
diarias y permanentes que realizan a lo largo de sus vidas. Pocas veces vemos
ejemplos de amor incondicional como el de una madre o un padre por un hijo. Dan
lo mejor que pueden.
Al pasar de los años, vamos
creciendo y asumimos la responsabilidad de dar respuesta a nuestras
necesidades; las físicas, emocionales, intelectuales, sociales y espirituales.
La madurez va llegando con el tiempo, de la experiencia que dejan los éxitos y
los fracasos de nuestras decisiones, vamos abriendo nuestro entendimiento al
verdadero sentido de la vida.
Cada uno tiene un momento
crítico, en el cual analiza su vida y descubre que debe asumir un rol más
maduro en el respeto de sus propios derechos y el de los demás. La mayoría a
pesar de las canas, verrugas y arrugas, seguimos comportándonos de manera
inmadura en el amor; somos como un niño que espera que sus necesidades
afectivas y emocionales sean resueltas desde afuera.
En un despertar de
conciencia, podemos mirarnos al espejo y reconocer esa imagen, aquel ser
interior que gobierna nuestras vidas, el fantasma de recuerdos y temores que
nacieron en la niñez y que aún cargamos. Empezamos a reconocer nuestro derecho
a amarnos de manera completa y total, con todas nuestras limitaciones, pero
también con todas las capacidades que tenemos.
Hoy podemos comprender que
tenemos una historia que nos ha traído a este momento, la cual bendecimos y
llenamos de amor. Hoy aceptamos que somos imperfectos pero aún así inmensamente valiosos. Hoy
trabajamos por nuestro derecho de amar, liberándonos de piedras del pasado que
limitan nuestro avance. Hoy nos abrimos a todo lo bello que existe para
nosotros, es nuestro derecho.
Liliana
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