¿Te gustaría tener paz en tu
vida?, estoy segura que sí. Creo que todos de alguna forma buscamos sentir esa
serenidad pacífica ante lo que vivimos diariamente. Nos enfrentamos a problemas
de todo tipo y con dificultad logramos salir de ellos; no sin antes ganarnos
estados de estrés, ansiedad y preocupación constante. Dejar que la preocupación
sea la forma como elegimos reaccionar ante los hechos, se convierte en un
hábito nocivo que le roba tiempo y alegría al presente.
Nos preguntamos
frecuentemente ¿Cómo encontrar la paz?...si creamos monstruos imaginarios, magnificamos
los riesgos, vivimos anticipándonos a todo lo negativo, y nos proyectamos en un futuro incierto y
amenazante. También es cierto que algunas de las cosas que nos preocupan están
aquí presentes: los conflictos laborales, la enfermedad de un familiar, la
pérdida de un ser querido, los problemas financieros, y muchos más. Pero ya
sean imaginarios o reales, la única forma que exista paz a pesar de los
problemas, es trabajar en nosotros mismos para lograrla.
No tenemos el control de las
cosas externas, el único control que tenemos es la forma como pensamos,
sentimos y actuamos ante lo que sucede. Encontrar la paz es la búsqueda de un
gran tesoro interno, y como todo botín será una aventura excitante pero con
múltiples obstáculos. El mayor impedimento para encontrar esa paz es
desanimarnos ante el avance lento, los reveses, las caídas y recaídas, las
críticas, y el abandonar la búsqueda por creer que es una tarea imposible.
El amor es el camino para
encontrar la paz tan anhelada, con el amor a Dios sentimos que no estamos solos, y alguien superior a nosotros nos protege y lleva por el buen camino. El amor
por nosotros mismos, nos da confianza y sentido de valía para impedir que lo
externo defina la forma como nos sentimos. El amor por los demás nos permite
aceptar que cada uno es el capitán de su propio barco y posiblemente timonee en
mares donde nosotros no deseamos estar.
Al reconocer la paz como un
estado de plenitud que logra conectar nuestra mente, cuerpo y espíritu, y
sentir el gran bien que hace en nuestras vidas, dedicaremos más tiempo y
esfuerzo para vivir mayor tiempo en ese estado de amor y aceptación. Vamos
dejando de lado situaciones que no aportan positivamente para la paz en
nuestras vidas, porque la paz se convierte en un tesoro posible.
“La
paz sea contigo”
Liliana
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