Amar es un verbo en
presente. Encadenados al pasado cargamos el peso de lo vivido; añorando los
bellos recuerdos o cargando las memorias de las heridas del ayer, ambas son
como piedras que llevamos y limitan nuestra libertad. En el otro extremo, vivir
proyectándonos en el futuro es soñar, estar en una fantasía, que por el momento
sólo existe en nuestra imaginación.
Re-vivir no es vivir, es un
tiempo muerto que pasó y voló, enfocar nuestra mente en el ayer, es permitir
que la vida pase sin vivirla realmente. En la vida tenemos la tarea de aprender
a desapegarnos, un reto que tarde o temprano aparece y seguirá hasta el final.
Aunque nadie nos enseña cómo hacerlo, hemos de vivir todas las etapas del duelo
para cada pérdida importante.
Amar es liberarse del pasado
para darle todo al presente, liberar con amor y bendecir cada una de las
experiencias. Podemos mirar para atrás sólo para ver que tanto hemos avanzado
en el camino, reconocer ese ser interior transformado con cada una de las
experiencias, éxitos y fracasos y seguir adelante.
El futuro es incierto, así
que vivir en él es soñar y perder las oportunidades que el presente nos brinda.
Vivir en la fantasía puede ser muy útil para un escritor de ciencia ficción,
pero para nosotros dedicados a labores menos imaginarias, es perder el
presente, y dejar que pase la única oportunidad verdadera de amar, el ahora.
Amemos aquí y ahora, en este
momento, reconozcamos el amor que Dios nos ofrece, estamos respirando, tenemos
el bien más valioso; el tiempo para vivir y amar. Tú y yo, somos altamente
bendecidos, al tener esta oportunidad de pensarnos en el amor.
En el ahora, amemos este
cuerpo hermoso que tenemos sin criticarnos y aceptándolo completa y profundamente,
sin condiciones. Amemos lo que hoy somos, lo que pensamos, amemos el hecho de
tener un gran objetivo de aprender a amar mejor, de ser más felices y hacer más
felices a las personas que nos rodean. Amemos todas las capacidades que Dios
nos regala y pongámosla el servicio de otros con amor.
Hoy, sólo por hoy, hagamos
todo para amar a las personas que se crucen en nuestro camino, podemos hacer
actos simples como sostener una puerta,
brindar un puesto en el autobús, decir gracias, abrazar, decir te amo, o
simplemente sonreír más.
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