Hace muchos años, Thomas Wilder
escribió una hermosa obra de teatro llamada Nuestro pueblo, de allí nace esta
historia de amor.
Muere la pequeña Emily, al ir al
cementerio le dicen sus habitantes:
-“Emily, puedes regresar a un día
cualquiera de tu vida. ¿Cuál eliges?”
Y ella responde: -“Me acuerdo lo feliz
que me sentí el día que cumplí los doce años. Quiero volver a ese cumpleaños”.
Y toda la gente del cementerio replica:
“Emily, no lo hagas. No lo hagas, Emily”
Pero ella deseaba volver a ver a su
mamá y a su papá.
En ese momento, allí está ella a los doce años, de vuelta en el tiempo a ese grandioso día.
En ese momento, allí está ella a los doce años, de vuelta en el tiempo a ese grandioso día.
Ella baja por la escalera con un
hermoso vestido y el cabello enrulado. Pero la mamá está tan ocupada preparando
la torta de cumpleaños, que no puede interrumpir un instante para mirarla.
“Mamá mírame, soy la chica del
cumpleaños” –dice Emily
“Bueno chica del cumpleaños, siéntate a
desayunar”- responde la madre.
Emily se queda allí de pie y protesta: “Mamá
mírame” pero no lo consigue.
Entra el padre, pero él está siempre
tan ocupado ganando dinero para ella, que jamás la ha mirado. Tampoco el
hermano que está demasiado absorbido por sus cosas como para detenerse a
mirarla.
Emily en medio de la sala dice: “Por
favor alguien que me mire. No me hacen falta la torta ni el dinero. Mírenme, se
lo suplico”. Pero como nadie lo hace se vuelve una vez más y le implora: “Por
favor, mamá”.
Por fin Emily gira sobre sus propios
talones y pide: “Por favor, llévenme de aquí. Había olvidado cómo era ser un
humano. Nadie mira a nadie, A nadie le importan los demás, ¿no es cierto?”
Fuente: Vivir, Amar, Aprener .-Leo Buscaglia
Fuente: Vivir, Amar, Aprener .-Leo Buscaglia
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