La gratitud es el
sentimiento que inmediatamente nos sintoniza en el amor. Al agradecer
reconocemos que lo que llega a nosotros es una bendición. Hasta los hechos que
consideramos como negativos o malos, se transforman en motivos de
agradecimiento.
Es difícil sentirnos
infelices si estamos agradeciendo, reconocemos que todo lo que llega es para
nuestro mayor bien. Agradecer es amar, sentir que diariamente, minuto a minuto
tenemos motivos para sentirnos amados. El agradecimiento es una llave mágica que
abre las puertas de la paz y acaba la lucha interna que surge cuando lo externo
es diferente a lo que deseamos.
Es imposible para seres
finitos, con limitada conciencia de lo que es Dios, llegar a comprender la
magnitud de la creación y su funcionamiento. Somos como niños de cuatro años
ante un padre preguntado todo el tiempo ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?. Cuando
vamos creciendo, viviendo, madurando comenzamos a entender los porque y los
para que, y aunque en no podamos encontrar las respuestas, simplemente damos gracias.
Cesa la guerra cuando
dejamos de luchar con las cosas que ocurren y en un estado de fe, solamente
decimos: hágase tu voluntad; aunque nos
duela. Podemos elegir sumergirnos en el dolor o
agradecer el regalo escondido. Aún en las situaciones más dolorosas,
como la muerte de un ser amado podemos agradecer: sentirnos bendecidos por todo
lo bello que vivimos, valorar más nuestra vida, aprovechar el tiempo que
tenemos con quienes quedan, sentir que el amor nunca muere, o tener más
compasión por las personas que pasan por el mismo dolor.
Existen miles de regalos que
se nos dan gratuitamente y pocas veces somos conscientes de ellos. Cuando
comenzamos a meditar sobre todo lo que recibimos sentimos que vivimos en un
mundo de abundancia ilimitada. Valorar que tenemos tanto, hace nacer en nosotros
la generosidad, para ayudar de alguna manera a quienes tienen necesidades.
Te invito a que tomemos
algunos minutos para escribir todo lo que tenemos que agradecer: la vida,
familia, amigos…el tiempo, el aire, el cielo, el sol, la tierra..., nuestro
cuerpos, manos, pies…la casa donde vivimos, la cama, el computador, el
internet, el poder leer, y el tener el tiempo y las ganas de aprender a amar
mejor...
Gracias a ti, que dedicaste
tu valioso tiempo a leer esta breve reflexión. Oro por los dos, y por el mundo entero, para que día a
día tengamos mayor espíritu de agradecimiento.
Liliana
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