El amor hecho acción es la
forma de proteger la vida. Es común escuchar frases que resaltan el vínculo de
amor de una madre por su hijo: Como
mamá no hay ninguna; no hay amor más
grande que una madre; madre sólo hay
una; nos hacen comprender la fuerza de esta relación.
La unión madre - hijo es una
fuerza poderosa que puede obrar milagros y motivar hechos extraordinarios. El vínculo
que se desarrolla en esta pareja influye fuertemente en la adaptación de esa
nueva vida en el mundo. Una madre brinda en su pecho el mejor alimento físico y
emocional que un bebé requiere. Ella identifica y responder a las necesidades
del niño, es capaz de conectarse tan profundamente, que aunque no esté presente,
o con sólo una mirada, sabe que algo está mal con su hijo.
Una madre puede llegar a
realizar sacrificios sorprendentes por sus hijos: trabajar fuera de casa,
asumir los quehaceres del hogar, ayudar con las tareas, llevar al médico,
programar las vacaciones, preocuparse por el futuro de cada uno, animar al niño
a desarrollar sus talentos y hacer todo lo posible por darle aliento en los
momentos difíciles. No hay amor más
grande de quien da la vida por sus hermanos… muchas madres han elegido
dar su propia vida por el bien de la vida de su hijo.
Este comportamiento de
protección de la vida no es exclusivo de la mujer, ni de la especie humana; vemos
los mismos ejemplos de cuidado en la gran mayoría de las especies animales. Sin
embargo, sólo el hombre es capaz de realizar acciones, no sólo para proteger a
su manada, sino para cuidar cualquier otra forma de vida del planeta.
Podríamos hablar de todos
los males del mundo actual, y reconocer que la vida no se respeta, pero para
eso vemos los noticieros. Mejor pensar en todos los hombres y mujeres que
aportan positivamente para conservar la vida: los médicos consagrados, los
investigadores, los integrantes de ONGs y Fundaciones pro-vida, los pacifistas
que defienden los derechos humanos y animales, los que trabajan por generar
tecnologías más amigables, los voluntarios que cuidan los enfermos, quienes trabajan
por la recuperación de adictos o presos, y todos, todos los que con su amor
demuestran que es posible cuidar la vida.
Padre del Cielo, gracias por
la madre que nos regalaste, ella fue el fiel reflejo de tu amor. Gracias por
cubrirnos con tu amor, para que nuestras acciones protejan toda forma de vida
en este planeta.
Liliana
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