El amor es un regalo que se
ofrece generosamente, sin condiciones, ni expectativas de obtener beneficios de
ello. Quien ama completamente entrega todo lo que es, expresa su amor mediante
sus pensamientos, palabras, sentimientos y acciones.
El concepto de dar se
entiende como regalar objetos; materiales, físicos, tangibles, palpables; y
aunque estos hacen parte de la demostración de los afectos, no son realmente
valiosos si tras ellos no existen sentimientos sinceros de valoración y estima.
Los objetos materiales nunca lograran suplantar las demostraciones de amor que
no tienen precio, aquellas que no se pueden comprar o vender.
Darse es diferente a dar,
darse es entregarse a otro, por medio de una sonrisa, un abrazo, una mirada a
los ojos, una escucha atenta, algo que sólo otro ser humano te puede brindar. Son
las expresiones de afecto y lo que otra persona es capaz de hacernos sentir, lo
que recordaremos de ella toda la vida. El amor incondicional, la aceptación
completa que todos valoramos como el mejor regalo.
El tiempo es el mayor bien
que podemos compartir con otro, este tiempo que dedicamos a dar una llamada
oportuna, a escribir un mensaje de felicitación o de amor, el que elegimos para
acompañar a quienes amamos cuando lo necesitan. Nos damos a otros cuando
estamos dispuestos a jugar, hablar, reír, compartir, escuchar, preguntar, soñar o llorar juntos,
acompañar, acariciar, abrazar, amar. Nos sentimos felices cuando vemos la
felicidad que un pequeño detalle puede generar en un amigo o en un ser amado.
La generosidad nace de un
espíritu que vive en la abundancia, que se siente bendecido y conectado con
Dios. Quien lo tiene todo, lo comparte todo. Quien sabe que hay una fuente
inagotable de amor, no teme quedar vacio al entregarlo. Quien sabe que todo lo que
da regresa, no guarda nada. Quien quiere amar, aprende a dar.
Como siempre, el amor nace
en nosotros, si no valoramos los seres maravillosos y extraordinarios que
somos, no nos creeremos merecedores de amor. Debemos aprender a darnos más amor
a nosotros mismos, tratarnos con ternura, aceptarnos sin condiciones, ser
tolerantes con nuestros errores. La mente es poderosa, debemos cuidarla
alimentándola con mensajes positivos de amor propio. Cuidar nuestro cuerpo como
el verdadero regalo que es. Ser generosos con nosotros mismos, darnos regalos
grandes o pequeños, porque nadie...nadie nos va amar mejor que nosotros mismos.
Gracias Padre, por ser la
fuente inagotable de bendiciones, por favor enséñanos a ser generosos como Tú.
Liliana
No hay comentarios:
Publicar un comentario