El amor es una conquista que
se logra en muchas batallas. El camino del amor es para valientes; aquellos que
son capaces de enfrentar sus miedos; los hombres y las mujeres que se levantan ante
los fracasos una y otra vez; los que a pesar del dolor o las heridas siguen
creyendo que el amor es el más alto ideal por el cual luchar.
Para conquistar el verdadero
amor, hay que navegar por aguas turbulentas, atravesar por mares de profundos
sentimientos y pasiones. Navegamos en el amor, como descubridores de antiguos
reinos; entre la noche y el día, la calma y la tempestad, la abundancia y la
escases, y la ilusión y el desencanto. Navegamos con toda la incertidumbre, porque
nos mueve sólo la fe firme en una nueva tierra, la tierra del verdadero amor: fecundo,
pleno, incondicional, universal y milagroso.
El amor es un viaje mágico
porque sabemos que estamos en la búsqueda de un gran tesoro. El amor es muchas
cosas a la vez: es una meta y al mismo tiempo es el camino; es el alimento que
necesitamos y el aliento que damos; el
amor es tan real que hace vibrar el alma, pero tan fugaz e imposible de
atrapar; el amor es la espada para luchar y la medicina para sanar.
Amar es una conquista de
todos los días, de cada hora, de cada segundo. La conquista del amor ocurre en
nuestro interior, es una victoria del corazón sobre la razón, porque el amor es
un acto irracional, y cuando es la mente con sus vicios, deseos y ambiciones,
la que decide, hace perder la ruta, y nos desviamos de la meta que buscamos, el
verdadero amor.
Cada día conseguimos
triunfos en el amor, sean estos grandes o pequeños. Los pequeños avances
diarios, si somos conscientes de ellos, acortan la distancia que existe entre
la luz y la oscuridad, entre la tristeza y la alegría, entre la angustia y la paz, entre el miedo y el amor. Las victorias diarias parecen
insignificantes si vemos la meta que queremos, pero si nunca dejamos de
detenernos, estaremos más cerca del verdadero amor. Lo importante es no parar.
En la conquista del amor, no
hay adversarios externos contra los cuales luchar, los enemigos están dentro de
nosotros. Hoy podemos tener victorias contra ellos, con actos simples pero
necesarios para controlar el ego, ese compañero permanente que muchas veces nos domina. Esta
conquista no es de poseer más, es una conquista de despojarse, de entregar. El
camino del amor es una vía de renuncia, de soltar todo aquello que guardamos en
el interior que nos limita recibir y dar amor de manera constante e incondicional.
Hay pequenas conquistas en el amor: los actos simples como
callar cuando estamos enojados, hacer algo especial para otra persona,
agradecer en lugar de criticar, perdonar sinceramente una ofensa, dar una
sonrisa en lugar de un gesto despectivo, abrazar y decir: te quiero, te
extraño, eres muy especial, Te amo…En
el amor son las victorias de todos los días las que lo cuidan y alimentan.
Dios, Padre Amado, Tú nos haces victoriosos, sabemos que nos guías en nuestras batallas y nos das la fuerza para vencer y avanzar en el amor. Gracias.
Liliana
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