Un joven discípulo de un sabio filósofo llega a la casa de éste y le
dice:
—Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti con
malevolencia.
— ¡Espera! — lo interrumpe el filósofo— ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a
contarme?
— ¿Las tres rejas? —
preguntó el discípulo
— Sí, la primera es la
verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
— No, lo oí comentar a
unos vecinos— respondió el discípulo
— Al menos lo habrás
hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es
bueno para alguien? — agregó el filósofo.
— No, en realidad no; al
contrario…— respondió el discípulo
— ¡Ah, vaya! La última
reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
— A decir verdad, no—
respondió el discípulo.
Entonces dijo el sabio sonriendo:
— Si no es verdadero, ni
bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
Anónimo
Fuente: Siempre hay otra
opción- Alejandro Ariza
Gracias por compartir este cuento. Lo oí hace mucho en una radio o emisora local.
ResponderEliminarY me encantó. Porque muchas veces préstamos oido, cuando no es bueno, verdad o necesario.
Son lecciones de vida. Y trato de aplicar esta regla en mi vida, desde que lo escuché.
Te agradezco nuevamente, haberla compartido.
Excelente reflexión. Saber que aveces hacemos el papel de idiota escuchando a quien se dedica a decir chismes.
EliminarMe resulto tan útil gracias de corazon.
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