Una mujer debe tener dinero bajo su control para
salir fuera o alquilar un lugar propio, incluso si ella piensa que no lo quiere
o no lo necesita.
Una mujer debe tener algo perfecto para usar si su
empleador o la cita de sus sueños, quiere verla en una hora.
Una mujer debe tener un joven que está contenta de
dejar atrás.
Una mujer debe tener un pasado bastante jugoso, que
ella desea volver a contar en su vejez.
Una mujer debe tener un juego de destornilladores,
un taladro inalámbrico y un sujetador de encaje negro.
Una mujer debe tener un amigo que siempre la haga
reír…y uno que le permita llorar.
Una mujer debe tener un buen mueble que no le perteneció
a nadie más en su familia.
Una mujer debe tener ocho juegos de platos, copas
para vino, y una receta para una comida que hará que sus huéspedes se sientan
honrados.
Una mujer debe tener una sensación de control sobre
su destino.
Toda mujer debe saber cómo enamorarse sin perderse
a sí misma.
Toda mujer debe saber cuándo esforzarse más y
cuándo irse.
Toda mujer debe saber que no puede cambiar la
longitud de sus pantorrillas, el ancho de sus caderas, o la naturaleza de sus
padres.
Toda mujer debe saber que su infancia pudo no haber
sido perfecta…pero fue más.
Toda mujer debe saber lo que haría y no haría por
amor.
Toda mujer debe saber cómo vivir en soledad…aunque
a ella no le guste.
Toda mujer debe saber en quien puede confiar, en
quien no puede confiar, y por qué no debería tomarlo como algo personal.
Toda mujer debe saber adónde ir…ya sea a la mesa de
la cocina de su mejor amiga o a una
posada con encanto en el bosque…cuando su alma necesita calma.
Toda mujer debe saber lo que puede lograr en un
día…un mes…y un año.
Traducido del escrito de Pamela Redmond Satran
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