jueves, 31 de diciembre de 2015
viernes, 18 de diciembre de 2015
Pregón para una Navidad entre miedos - Martín Descalzo
¿Han
visto ustedes cómo esperan los niños a los Reyes? No pueden aguantar ya la espera,
arden sus ojos y sus almas, pero su espera no es torturadora, sus miradas se
encienden, pero no vuelven vidriosos sus ojos. ¿Sabéis por qué? Porque los
niños nunca se preguntan si lo que vendrá el día de Reyes es hermoso o feo,
magnífico o terrible. Ellos saben que lo que viene es incuestionablemente
hermoso. Lo único que ignoran es qué clase de hermosura tendrá lo que va a
llegar.
La
suya es una esperanza gozosa porque es cierta. Los niños saben que son amados.
Sólo quieren saber cómo les expresarán este año su amor. Por eso los niños
viven en la alegría, mientras nosotros braceamos por ella. A los niños basta un
rayo de sol para alegrarles. Pero hace falta todo un sol entero —ha escrito
Goldvvitzer— para que el corazón helado de un adulto pueda deshelarse.
El
hombre no sabe esperar. Y espera, además, lo que no debe. Por eso no entendimos
a Dios cuando vino. Esperábamos ver en sus manos el poder y vimos la pobreza.
Esperábamos la cólera destructora de los enemigos y vino la gran misericordia.
Esperábamos misteriosas revelaciones y vino un pedacito de carne que, con
muchos esfuerzos, aprendió a decir papá y mamá. Y es que —ya veis qué loco—
Dios quería ser amado.
Y
sabía muy bien que los hombres no sabemos amar una cosa a menos que podamos
rodearla con los brazos. Y al Dios de los Ejércitos podíamos temerle. Al Dios
de los filósofos podíamos admirarle. Sólo le amaríamos si se hacía bebé.
Por
eso la Navidad es vértigo, desconcierto, exceso y desbordamiento. Por eso la
Navidad viene a quitarnos las caretas de importancia con las que, a lo largo de
la vida, nos hemos ido disfrazando. Viene a derretir los kilos de sebo y de
grasa con los que fuimos embadurnando y amortajando nuestra infancia.
Porque
—alleluia, alleluia!— la infancia es inmortal; al niño que fuimos puede
arrinconársele, amordazársele, cloroformizársele. Matarle, no. Y el niño que
hemos sido está aún ahí, dentro de nosotros, encerrado entre nuestros títulos y
tarjetas de crédito, amordazado por nuestra experiencia, pero vivo. No se
resigna a morir, grita, patalea dentro de nosotros.
Las esquirlas de amor que
aún, a veces, nos salen del alma son esos gritos y esos pataleos. Dostoievski
decía que «el hombre que guarda muchos recuerdos de su infancia, ése está salvado
para siempre». Y así es cómo nosotros estamos salvados en la medida en que la
Navidad pueda resucitar al chiquillo que fuimos.
Estos
son días para descubrir cuan locos estamos, para aprender que la experiencia es
sólo una señora que nos da un peine cuando ya estamos calvos, y que es mucho
mejor un pelo despeinado que un peine sin porqué ni para qué. Días para
descubrir que el agua vale más que los cheques, que un poeta es más útil que un
político, que un niño es más importante que un emperador, que la fe es la mejor
lotería, que un brasero y amor en torno a él debería cotizarse altísimo en
Bolsa.
Por
eso en esta Navidad... , en la que el
mundo tiembla de hambre y de guerra, de paro y bomba atómica, en esta tierra
nuestra que está casi olvidando ya el sabor de la esperanza, la Navidad y el
pequeño Dios vienen a despertarnos de tanto y tanto miedo y a enseñarnos a
mirar la vida con los ojos ardientes con los que hace años esperábamos a los
Magos.
A mí
me gustaría que el mundo volviera a ser una gran escuela, que estuviéramos aún
todos sentados en los viejos pupitres, que Dios fuera el maestro que escribe en
la pizarra el verbo «amar».
Y me
gusta repetirles a mis amigos aquella gran lección que daba un día Bernanos a
los niños de una escuela: «No olvidéis nunca que este mundo odioso se mantiene
en pie por la dulce complicidad —siempre combatida, siempre renaciente— de los
santos, de los poetas y de los niños. ¡Sed fieles a los santos! ¡Sed fieles a los
poetas! ¡Permaneced fieles a la infancia! ¡Y no os convirtáis nunca en personas
mayores!»
Porque,
si lográramos esas tres fidelidades, en el mundo sería siempre Navidad. Y la
alegría sería mucho más ancha y fuerte que los miedos.
A Pinocho: Cuando te enamores...
Querido Pinocho,
Tenía siete años cuando leí por primera vez tus Aventuras. No podría
decirte cuánto me gustaron ni cuántas veces he vuelto a leerlas desde entonces.
La verdad es que en ti, niño, me reconocía a mí mismo; en tu ambiente, mi
ambiente.
¡Cuántas veces corrías por el bosque, a través de los campos, por la
playa, por las calles! Y contigo corrían la Zorra y el Gato, el perro Medoro,
los niños de la batalla de los libros. Parecían mis carreras, mis compañeros,
las calles y los campos de mi aldea.
Corrías a ver los carromatos que llegaban a la plaza; también yo. Te
quejabas, retorcías la boca, metías la cabeza bajo las sábanas antes de beber
la amarga medicina; también yo. La rebanada de pan con mantequilla por los dos
lados, el pastel de canela, el terrón de azúcar y, en algunos casos, hasta un
huevo, una pera, o incluso sus mondaduras, representaban un manjar delicioso
para ti, glotón y hambriento como estabas; lo mismo me pasaba a mí.
También yo, al ir y venir de la escuela, me veía enzarzado en
"batallas": con bolas de nieve en invierno; a puñetazos y patadas en
todas las estaciones del año; unas veces "encajaba"; otras, daba,
tratando siempre de equilibrar el "haber" con el "deber" y
de no lloriquear en casa, donde, si me hubiera quejado, me habrían quizá dado
"el resto".
Y ahora has vuelto. Ya no hablas desde las páginas del libro, sino desde
la pantalla de TV. Pero sigues siendo el mismo niño de otro tiempo.
Yo, en cambio, he envejecido. Me encuentro ya, si se puede hablar así,
al otro lado de la barricada. Ya no me reconozco en ti, sino en tus consejeros:
el maestro Gepeto, Pepe Grillo, el Mirlo, el Papagayo, la Luciérnaga, el
Cangrejo, la Marmota.
Ellos intentaron - ¡ay!, sin éxito, excepto en el caso del Atún - darte
consejos para tu vida de niño.
Yo intento dártelos para tu futuro de muchacho y de joven. ¡Mucho
cuidado! ¡Ni se te ocurra tirarme a mí también el martillo, porque no estoy
dispuesto a acabar como el pobre Pepe Grillo!
***
¿Te has dado cuenta de que no he
nombrado al Hada entre tus "consejeros"? No me gusta su sistema.
Cuando te persiguen los asesinos, llamas desesperado a su puerta; ella se asoma
a la ventana con su rostro blanco, como una figura de cera, se niega a abrirte
y deja que te cuelguen de un árbol.
Te libra, sí, más tarde, de la encina, pero luego te gasta la pesada
broma de meter en tu cuarto de enfermo a aquellos cuatro conejos, negros como
el betún, con un pequeño ataúd a sus espaldas.
Aún más. Escapado por milagro de la sartén del Pescador verde, vuelves a
casa aterido de frío cuando la noche está ya entrada y el agua cae a cántaros
sobre tus espaldas. El Hada hace que te encuentres con la puerta cerrada y,
tras muchas llamadas desesperadas, te envía al Caracol, que tarda nueve horas
en bajar desde el cuarto piso y en llevarte - medio muerto como estás de hambre
- un pan de yeso, un pollo de cartón y cuatro melocotones de alabastro pintados
al natural.
Bueno, no se trata así a los niños que se equivocan, sobre todo si están
entrando, o han entrado ya, en la edad llamada preciosa o, también, difícil,
que va de los 13 a los 16 años, y que de ahora en adelante será la tuya,
Pinocho.
La probarás: edad difícil, tanto para ti como para tus educadores. Ya no
eres un niño, y rechazarás la compañía, las lecturas, los juegos de los
pequeños; pero tampoco eres un hombre, y te sentirás incomprendido y casi
rechazado por los adultos.
Y mientras pasas por la extraña experiencia de un rápido crecimiento
físico, tendrás la impresión de encontrarte de improviso con unas piernas
kilométricas, unos brazos de Briareo y una voz extrañamente cambiada, insólita,
irreconocible.
Sentirás una fuerte necesidad de afirmar tu yo: por una parte, entrarás
en conflicto con el ambiente de la familia y del colegio; por otra, entrarás a
velas desplegadas en la solidaridad de las "pandillas". Por un lado,
exiges independencia de la familia; por otro, tienes hambre y sed de ser
aceptado por tus compañeros y de depender de ellos.
¡Cuánto miedo a ser distinto de los demás! Adonde va la pandilla, allí
quieres ir también tú. Los chistes, el lenguaje y los pasatiempos de los demás
los haces tuyos. Vistes como ellos visten: un mes, todos en sweater y vaqueros;
al siguiente, todos con cazadoras de cuero, pantalones de color, cordones
blancos sobre botas negras. En unas cosas, anticonformistas; en otras, sin
daros siquiera cuenta, conformistas al cien por ciento.
¡Y de humor mudable! Hoy, tranquilo y dócil, como cuando tenías 10 años;
mañana, arisco como un ulceroso de 70. Hoy quieres ser aviador, mañana estás
decidido a ser actor de teatro. Hoy, audaz y despreocupado; mañana, tímido y
casi ansioso. ¡Cuánta paciencia, cuánta indulgencia, cuánto amor y comprensión
deberá tener contigo el maestro Gepeto!
Hay más: te volverás introspectivo, es decir, comenzarás a mirar dentro
de ti y descubrirás cosas nuevas. Aflorará en ti la melancolía, la necesidad de
soñar con los ojos abiertos, el sentimiento e incluso el sentimentalismo. Y
hasta podrá ocurrir que, en séptimo u octavo de EGB, te "enamores",
como el joven David Copperfield, que decía: "Adoro a miss Shepherd. Es una
chica de chaquetilla corta, cara redonda y cabellos rizados. Cuando estoy en la
iglesia, no puedo leer el misal porque tengo que mirar a miss Shepherd. Pongo a
miss Shepherd entre los miembros de la familia real..., en mi cuarto a veces me
siento impulsado a exclamar: '¡Oh, miss Shepherd!'... Me gustaría saber por qué
he regalado secretamente a miss Shepherd doce nueces. No son un símbolo de
afecto... y, sin embargo, siento que es un regalo que le va bien. También doy a
miss Shepherd insípidas galletas e innumerables naranjas... Miss Shepherd es la
única visión que invade mi alma".
"¿Cómo es posible que, en el espacio de unas pocas semanas, rompa
con ella? Se dice por ahí que prefiere al señorito Jones... Un día miss
Shepherd hace un gesto al pasar a mi lado y se ríe con su amiga. Todo ha
terminado. La devoción de toda una vida ha desaparecido. Miss Shepherd sale de
la función religiosa de la mañana dominical, y la familia real ya no la
reconoce".
Le pasó a Copperfield. Les pasa a todos. ¡Te pasará también a ti,
Pinocho!
***
Pero ¿cómo te ayudarán tus
"consejeros"?
Durante el "fenómeno de crecimiento", tu nuevo Pepe Grillo
debería ser el viejo Vittorino de Feltre, un pedagogo que quiso mucho a los
niños de tu edad y que dio una gran importancia en la educación a los
ejercicios al aire libre.
La equitación, el salto, la natación, la esgrima, la caza, la pesca, el
tiro al arco, el canto. Pretendía, con estos medios, crear un ambiente sereno
en su
"Casa alegre" y dar una salida útil a la exuberancia física de
sus jóvenes alumnos. De muy buen grado habría hecho suyo lo que más tarde diría
Parini:
"¿Qué no podrá hacer un alma audaz
si tiene vida en miembros fuertes?"
Luego, tu amigo Atún, que te llevó sano y salvo a la orilla cuando
saliste del vientre del tiburón podrá ayudarte, con su calma y fuerza
persuasiva, en la próxima crisis de la autoafirmación de que te he hablado.
Hoy, el sueño de vosotros jóvenes no es sólo el automóvil. Vosotros
soñáis con todo un garaje de autos morales: autoelección, autodecisión,
autogobierno, autonomía. Hace muy poco, unos muchachos de Bolzano comenzaron
una autoescuela dirigida por ellos mismos.
"Justo, diría con su típica calma el sabio Atún, llegar a la
autodecisión. Pero poco a poco, paso a paso. No se puede pasar de repente de la
total obediencia de niño a la plena autonomía de adulto". Ni se puede usar
hoy, para todo, el método duro de un tiempo. A medida que vayas creciendo en
edad, Pinocho, crecerá en ti el deseo de autonomía. Pues, bien, haz que crezca
también - con la ayuda externa de buenos educadores - la recta conciencia de
tus derechos y deberes; haz que crezca el sentido de la responsabilidad, para
usar bien de la tan deseada autonomía.
Escucha cómo eran educados, hace más de un siglo, los hermanos Visconti
- Venosta. Uno de ellos, Giovanni, era escritor; el otro, Emilio, un político
de nuestro Risorgimento: "Uno de los métodos de educación de mi padre
consistía en estar con sus hijos el mayor tiempo posible, en exigirnos una
confianza ilimitada, devolviéndonos mucha por su parte, y en considerarnos como
personas un poco superiores a nuestra edad. Así inculcaba en nosotros el
sentido de la responsabilidad y del deber. Nos trataba como a hombres pequeños,
cosa que nos halagaba bastante. Por ello nos esforzábamos también por estar a
la altura".
***
En tu viaje hacia la autonomía, chocarás quizá, querido Pinocho, como
casi todos los jóvenes entre los 17 y los 20 años, con un difícil escollo: el
problema de la fe.
Respirarás, en efecto, objeciones antirreligiosas como se respira el
aire, en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc. Si tu fe es un montón de
buen trigo, vendrá todo un ejército de ratones a tomarlo por asalto. Si es un
traje, cien manos tratarán de desgarrártelo. Si es una casa, el pico querrá
derribarla piedra a piedra. Tendrás que defenderte: hoy, de la fe sólo se
conserva lo que se defiende.
Y ten presente dos cosas..
Primera: toda certeza merece estima, aunque no comparta la evidencia de
la matemática. La existencia de Napoleón, César o Carlomagno no goza de la
certeza del 2 + 2 = 4, pero no por ello deja de ser cierta con una certeza
humana, histórica. Del mismo modo es también cierto que existió Cristo, que los
apóstoles lo vieron muerto y luego resucitado.
Segunda cosa: al hombre le es necesario el sentido del misterio. De nada
sabemos todo, decía Pascal. Sé muchas cosas de mí mismo, pero no todo. No sé
exactamente qué es mi vida, mi inteligencia, el grado de mi salud, etc. ¿Cómo
puedo entonces pretender comprender y saber todo de Dios?
Las objeciones más frecuentes que oirás irán dirigidas contra la
Iglesia. Podrá quizá ayudarte una anécdota contada por Pitigrilli. En Londres,
en Hyde Park, un predicador está hablando al aire libre. De cuando en cuando lo
interrumpe un individuo despeinado y sucio. "La Iglesia existe desde hace
ya dos mil años - salta de repente el individuo - y el mundo está todavía lleno
de ladrones, de adúlteros, de asesinos". "Tiene usted razón -
responde el predicador -. Pero hace también dos millones de siglos que existe
el agua en el mundo y mire cómo tiene usted el cuello".
En otras palabras: ha habido malos Papas, malos sacerdotes, malos
católicos. Pero ¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo
lo contrario. En esos casos no se ha aplicado el Evangelio.
Pinocho mío, sobre los jóvenes hay dos frases famosas. Te recomiendo la
primera, de Lacordaire: "Ten una opinión y hazla valer". La segunda
es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: "No tiene ideas, pero
las defiende con ardor".
***
¿Puedo volver a David Copperfield? El recuerdo de miss Shepherd se ha
alejado de él, desde hace algún tiempo, y David, ahora con 17 años, se vuelve a
enamorar. Esta vez adora a la señorita Larkins. Se siente feliz con tal de
poder hacerle una reverencia cada día. Sólo encuentra alivio si se pone los
mejores trajes y se limpia continuamente los zapatos. Sueña: «¡Ay!, si mañana
viniera Larkins padre y me dijera: 'Mi hija me ha contado todo. Toma 20 mil
libras esterlinas. Sed felices'». Sueña con su tía, que se emociona y bendice
su matrimonio. Pero, mientras él sueña, la chica se casa con un cultivador de
lúpulo.
David pasa dos semanas hundido: se quita el anillo, se pone los peores
trajes, deja de darse brillantina, no se limpia ya los zapatos.
Más tarde llegó el flechazo de Dora: "Era un ser sobrehumano para
mí. Era un hada, una sílfide... no sé qué era... todo lo que nadie ha visto
jamás... Quedé engullido por un abismo de amor en un instante... precipitado,
de cabeza, antes de haberle dicho una sola palabra".
Son citas transparentes: a través de ellas se vislumbran los problemas
del amor y del noviazgo, para el que deberás también prepararte, querido
Pinocho.
Sobre este punto, algunos defienden hoy una moral muy permisiva. Pero,
aún admitiendo que en el pasado se ha sido un poco demasiado rígidos en este
tema, los jóvenes no deben aceptar esa permisividad. Su amor debe ser con A
mayúscula, hermoso como una flor, precioso como una joya, y no vulgar como un
fondo de vaso.
Conviene que acepten imponerse algún sacrificio y mantenerse alejados de
personas, lugares y diversiones que les sirvan de ocasión de mal. "No
tenéis confianza en mí", dices, "Sí, la tenemos, pero no es
desconfianza recordar que todos estamos expuestos a tentaciones. Y sí es, en
cambio, amor quitar del camino, al menos, las tentaciones innecesarias".
Mira a los automovilistas: encuentran policías de tránsito, semáforos,
pasos peatonales, sentidos únicos, prohibiciones de estacionamiento, cosas
todas que, a primera vista, parecen fastidios y límites contra el conductor,
cuando en realidad están ahí en su favor, porque lo ayudan a conducir con mayor
seguridad.
Y si un día tienes novia - Shepherd o Larkins o Dora -, respétala.
Defiéndela de ti mismo. ¿Quieres que se conserve intacta para ti? Muy bien,
pero tú consérvate del mismo modo para ella y no hagas caso de ciertos amigos
que cuentan sus "hazañas", alardeando y creyéndose "unos
machotes" por sus aventuras con mujeres. El verdadero "machote",
el hombre fuerte, es el que sabe conquistarse a sí mismo y toma su puesto en
las filas de los jóvenes, que son la aristocracia de las almas. Mientras se es
novio, el amor debe procurar no tanto el placer sensual cuanto la alegría espiritual
y sensible; ha de manifestarse de manera afectuosa, sí, pero correcta y digna.
Consejos parecidos han de impartirse también a la otra parte, con tal
que sepa aguantar los "sermones".
"Querida Dora (o señorita Larkins o Shepherd) - le dice su madre -,
déjame que te recuerde una ley biológica. La chica, por lo general, tiene mayor
dominio de sí que el chico en el aspecto sexual. Si el hombre es más fuerte
físicamente, la mujer lo es espiritualmente. Podría casi decirse que Dios
decidió hacer depender la bondad de los hombres de la de la mujer. Mañana
dependerán un poco de ti el alma de tu marido y las de tus hijos. Hoy, la de
tus amigos y la de tu novio. Debes, pues, tener sentido común por dos y saber
decir que no en ciertas cosas, incluso cuando todo parecería invitar a decir
que sí. El novio mismo, si es bueno, te lo agradecerá en sus mejores momentos y
se dirá: 'Mi Dora tiene razón. Tiene una conciencia y la obedece. Mañana me
será fiel'. La novia demasiado fácil, en cambio, no ofrece las mismas garantías
y corre el riesgo de sembrar desde ahora, con su condescendencia demasiado
despreocupada, semillas peligrosas, de las que brotarán en un futuro celos y
sospechas por parte del marido".
Aquí paro, Pinocho, pero no me salgas ahora con que no venía a cuento hablar
de Dora. Cuando eras niño, tenías al Hada, primero como hermana y luego como
madre. Ahora eres adolescente y joven; la única hada que puede hacerte compañía
es una novia o una esposa. ¡A no ser que quieras meterte a cura!
¡Pero no te veo la vocación!
Junio 1972, escrita por el Papa Juan Pablo I, Albino Luciani
miércoles, 16 de diciembre de 2015
sábado, 12 de diciembre de 2015
Un regalo para la comunidad Nonaam Wounaam
Amigos seguidores de este blog:
Hace un tiempo, mi amiga Esperanza
Casas, una mujer que ha trabajado durante muchos años y de manera desinteresada
como Promotora Cultural Indígena, me contó la historia de Farub y su
familia:
Farub era un niño de 4 años de la
comunidad indígena nonaam wounaam, que vivía en Taparalito, en el alto río San
Juan, zona selvática alejada de Quibdó, Chocó. Su nombre no es nativo, Juan, su
padre, le dio ese nombre en honor a la amistad con un hombre árabe llamado
igual.
El niño fue remitido por un problema
médico a Bogotá. En el hospital, los médicos y las enfermeras le brindaron,
además de la atención profesional, amor y afecto al único niño indígena wounaam
que había allí.
Él, que estaba aprendiendo sus primeras
palabras en español, no pedía regalos, ni juguetes, ni videojuegos, le decía a
mi amiga: “esperanta tráeme cuadeno yo tarea pa tú”
Luego de un tiempo hospitalizado fue
sometido a una cirugía del corazón, desafortunadamente, el pequeño
Farub falleció. En la morgue del hospital, según relata Esperanza*, Juan le
tomó la mano al pequeño y le tejió una hermosa trenza con chaquiras de
colores, mientras, Mary la madre le cantaba:
Mu chain japosim (mi niño nació)
Mu chain jaojim (ni niño creció)
Mu chain japichin (mi niño corrió)
Mu chain incasim (mi niño jugó)
Con la ayuda de varias personas, Farub
pudo ser velado y luego llevado de regreso a su comunidad en la selva, donde
fue enterrado. Ahora, en aquel lugar, crece un hermoso y frondoso árbol.
La familia de Farub hace parte de las
pocas que permanecen en su territorio; luchando por preservar sus tierras
ancestrales y conservar su cultura. Muchas se han desplazado por las
amenazas de los grupos armados, entre ellos: las guerrillas, los
paramilitares y las bandas de narcotraficantes. Según algunos informes
oficiales, se calcula que sólo quedan en todo el país 3000 personas de esta
etnia y están en peligro de extinción.
Juan, el padre de Farub, es
un guerrero: terminó enfermería en el SENA; luego estudió pedagogía; hoy es
profesor de la escuela de la comunidad; ahora viaja 7 horas por el río para asistir
a sus clases en la UNAD sede Quibdó, donde se prepara para ser filósofo y
seguir ayudando a su comunidad. Mary, por su parte, trabajó varios años como
madre comunitaria.
La familia tiene ya 8 hijos, que Juan y
su esposa educan de manera ejemplar: con una inmensa riqueza cultural sobre el
respeto a la naturaleza, la convivencia pacífica en comunidad, la
preservación del arte de la cestería, la elaboración de adornos con chaquiras,
la talla de la madera de alta calidad y los bastones de mando.
Tras esta historia admirable de lucha y
superación de la FAMILIA CHICHILIANO MÁLAGA, te invito a apoyarlos en su
valiente tarea; mediante un donativo que llegará directamente a ellos en Colombia:
Nombre: Juan Chichiliano Málaga
Cuenta de ahorros Banco Popular # 23038015933-5
También, en memoria del pequeño Farub
que pedía cuadernos y no juguetes, estamos haciendo una campaña para recibir
útiles escolares nuevos; para que los niños wounaam que ahora viven en Bogotá,
puedan tener sus implementos para ir a la escuela el próximo año 2016. Quien
desee unirse a esta iniciativa por favor comuníquese conmigo moraleonliliana10@gmail.com.
*Quiero expresar un enorme
agradecimiento a mi amiga Esperanza por compartir esta historia, que aún narra
con lágrimas.
Emberá significa “hombre
bueno” o “buen amigo”
¡Gracias amigos por sus corazones
generosos!
Liliana
No culpes a nadie
Nunca
te quejes de nadie, ni de nada,
porque
fundamentalmente tú has hecho
lo que
querías en tu vida.
Acepta
la dificultad de edificarte a ti
mismo
y el valor de empezar corrigiéndote.
El
triunfo del verdadero hombre surge
de las
cenizas de su error
Nunca
te quejes de tu soledad o de tu
suerte,
enfréntala con valor y acéptala.
De una
manera u otra es el resultado de
tus
actos y piensa que tú siempre
has de
ganar.
No te
amargues de tu propio fracaso
Ni se
lo cargues a otro, acéptate ahora o
seguirás
justificándote como un niño.
Recuerda
que cualquier momento es
bueno
para comenzar y que ninguno
es tan
terrible para claudicar.
No
olvides que la causa de tu presente
es tu
pasado así como la causa de tu
futuro
será tu presente.
Aprende
de los audaces, de los fuertes,
de
quien no acepta situaciones, de quien
vivirá
a pesar de todo. Piensa menos en
tus
problemas y más en tu trabajo y tus
problemas,
sin eliminarlos, morirán.
Aprende
a nacer desde el dolor y a ser
más
grande que el más grande de los
obstáculos.
Mírate en el espejo de ti mismo
y
serás libre y fuerte y dejarás de ser un
títere
de las circunstancias porque tu
mismo
eres tu destino.
Levántate
y mira el sol por las mañanas
y
respira la luz del amanecer.
Tú
eres parte de la fuerza de tu vida,
ahora
despiértate, lucha, camina, decídete
y
triunfarás en la vida. Nunca pienses en
la
suerte, porque la suerte es
el
pretexto de los fracasados.viernes, 11 de diciembre de 2015
lunes, 7 de diciembre de 2015
Frase de Hermann Hesse sobre la fuerza y la misericordia
Hermann Hessel (1877-1962) Novelista y poeta alemán. Premio Nobel en 1964. Reconocido por sus obras de profundidad sobre la naturaleza humana, la búsqueda del sentido de la existencia y de la verdadera libertad. Entre sus obras se destacan: Peter Camenzind, Bajo la Rueda, Demian, esta última considera su mejor novela.
viernes, 4 de diciembre de 2015
Santiago Cruz comparte con sus seguidores un mensaje sobre su adicción
Santiago Cruz es uno de mis cantantes y compositores preferidos, al cual sigo desde mi cuenta personal de facebook. Siempre me encantan sus canciones por la profundidad de los sentimientos que allí expresa y su autenticidad. Esta mañana Santiago publicó en su muro el texto que les comparto, de cuya lectura se deduce que es un hombre que lucha día a día por superar una adicción.
Quien ha caído en una adicción, sabe que es un trabajo para toda la vida, de salir victorioso un día a la vez. En un medio artístico, que mueve tantas oportunidades de caer en adicciones de todo tipo, su compromiso debe ser como él dice: ¡De valientes!. Un ejemplo de superación para tantas personas que viven situaciones que los encadenan; ofreciéndoles un placer temporal y dejándolos luego con una sensación de vacío permanente.
Quien ha caído en una adicción, sabe que es un trabajo para toda la vida, de salir victorioso un día a la vez. En un medio artístico, que mueve tantas oportunidades de caer en adicciones de todo tipo, su compromiso debe ser como él dice: ¡De valientes!. Un ejemplo de superación para tantas personas que viven situaciones que los encadenan; ofreciéndoles un placer temporal y dejándolos luego con una sensación de vacío permanente.
"Hoy es como mi segundo cumpleaños, ya son 9 años de haber recuperado el goce y el disfrute pleno de mi vida. Si ud. siente que sus compulsiones y adicciones le ganan, pida ayuda, eso sí, hágalo por usted, no lo haga por nadie más. Valiente no es quien se hunde solo, dejando un reguero de dolor, ¡valiente es quien pide ayuda y quiere quererse!"
-Santiago Cruz-
Para que disfruten una de sus hermosas canciones, publico el vídeo de "La Memoria de los Sentimientos". A veces las adicciones son así: dejan recuerdos grabados que están allí, son esos testigos de la historia de vida, pero es importante levantarse y seguir adelante, así, como lo hace Santiago... con valentía.
Frase sobre la Navidad de Charles Dickens
Charles Dickens (1812-1870) Escritor y novelista ingles. Reconocido como uno de los mejores escritores de la literatura universal, con la creación de personajes que han traspasado el tiempo. Entre sus obras más conocidas están: Oliver Twits, Los papeles póstumos del Club Pickwick, Un cuento de Navidad, Historia de dos ciudades, entre otras.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Papa Francisco: Navidad Eres Tú
Navidad
eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día
y dejar entrar a Dios en tu
alma.
El
pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos
y dificultades
de la vida.
Los
adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes
son colores que adornan tu
vida.
La
campana de Navidad eres tú,
cuando llamas, congregas y buscas unir.
Eres
también luz de Navidad,
cuando iluminas con tu vida el camino de los demás
con
la bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad.
Papa
Francisco
martes, 1 de diciembre de 2015
NAVIDAD: Tiempo de volver a casa
Este comercial, de la marca alemana EDEKA, resalta el valor de la familia en la navidad: un tiempo para volver a casa y compartir con quienes más amamos.
Frase célebre sobre el amor - Peter Beagle
Peter Beagle (1939- ) nació en Estados Unidos. Es novelista, autor de cuentos cortos, ensayos y guionista. Su género literario es la fantasía y la ficción, en el cual ha ganado varios premios y reconocimientos.
"Pienso que el amor es más fuerte que las costumbres y las circunstancia. Pienso que es posible esperar a alguien durante mucho tiempo, e incluso recordar por qué lo esperabas cuando por fin llega".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)