miércoles, 18 de mayo de 2016

De un niño para todos los padres del mundo



No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces; y me enseñas a gritar a mí también. Y yo no quiero hacerlo.

No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o mi hermana. Si tú me haces sentir mejor que los demás, alguien va a sufrir y si me haces sentir peor que los demás, seré yo quien sufra.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa decisión.

Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, no me pidas que lo haga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentirme mal y perder la fe en lo que me dices.

Cuando yo hago algo malo, no me exijas que te diga el por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.

Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti, y así me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos. Porque seamos familia no quiere decir que no podamos ser amigos también.

No me digas que haga una cosa cuando tú no la haces. Yo aprenderé lo que tú hagas, aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Cuando te cuente un problema mío, no me digas "no tengo tiempo para bobadas", o "eso no tiene importancia". Trata de comprenderme y ayudarme.


Y quiéreme y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque no creas necesario decírmelo.

Autor desconocido

lunes, 16 de mayo de 2016

12 Pasos para la tranquilidad


  1. No pierdas tiempo atormentándote con lo que pudo ser y no fue.
  2. Concéntrate en planear con optimismo tu futuro.
  3. Aprende a sacar provecho de tus cualidades.
  4. Cuando no sea posible solucionar una situación, afróntala valerosamente y luego trata de distraerte en cosas más importantes.
  5. Cultiva un espíritu de tolerancia hacia los demás.
  6. No tomes nunca un fracaso como algo definitivo, aprende a utilizar la experiencia adquirida y ensaya de nuevo.
  7. Desarrolla en sentido del humor, así veras el lado divertido de las cosas
  8. Comprende que es mejor reírse de uno mismo que de los demás.
  9. Todos los días trázate un plan que incluya trabajo, descanso, diversión, reflexión y sano cuidado de ti mismo.
  10. No permitas que el resentimiento se incube en tu alma y en tu corazón
  11. Cuando algo te preocupe, haz las cosas que temes y desaparecerá tu miedo.
  12. Practica esta regla de oro: hacer el bien al prójimo es proporcionarse alegría y bienestar a uno mismo.
Autor desconocido.

martes, 10 de mayo de 2016

Cuento sobre el amor al prójimo: ¡Te quiero tal como eres!




Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.

Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.

Y también con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día me dijo:
No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. ¡Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte!

Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: 
 No cambies. No cambies. No cambies... Te quiero...

Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡Oh, maravilla!, cambié.

Anthony de Mello

domingo, 8 de mayo de 2016

Dios hizo a la madre


Estaba Dios en su taller de orfebre, trabajando arduamente en su última creación. Cuando de repente, un grupo de ángeles intrigados por su afanosa entrega, se atrevieron a interrogarle:

— ¿Qué hace señor?

— La más grande de mis obras maestras —contestó.

— ¿En qué consiste? — preguntaron.

— En un ser de cuatro pares de ojos y seis brazos.

Y sorprendidos, exclamaron:
— ¿Y para qué le van a servir cuatro pares de ojos?

— Un par de ojos, es para que pueda apreciar la belleza que le rodea; uno más para comprender cada acción que realicen mis hijos; el tercero, para leer los pensamientos, las palabras no pronunciadas, con unos ojos que puedan ver los corazones y ante los cuales no hayan secretos; y el ultimo, para que pueda apreciar la presencia de Dios en la paz de un niño durmiendo.

— ¿Y tantos brazos para qué?

— Los primeros dos son para servir, desde esforzarse en el trabajo más arduo hasta cultivar la flor más delicada. Dos más, serán para acunar a cada uno de mis hijos y llenarlos de caricias, de ternura y amor; y los últimos para levantarlos y luchar ante la injusticia y el abandono.

— Señor, este nuevo ser que estas creando, ¿será inteligente?

— Tendrá la capacidad ilimitada para abordar los temas más intrincados y  poseerá la sensibilidad del poeta, el pensamiento mágico de la fantasía, y sabrá encontrar estrellas y esperanzas en los campos más áridos y desiertos.

Los ángeles, cada vez más intrigados de lo que hacía su señor, no cesaban de preguntar:

— Oye Señor, ¿y este ser tan raro, tendrá alguna función especial?

— Mirad: con un solo beso podrá mitigar el llanto de un pequeño, perdonar la falta más grave, dar aliento a un valiente, acariciar el alma de un anciano, seducir al guerrero más poderoso y dar compañía con solo recordarlo en la soledad.

Uno de los ángeles, tocó el modelo en proceso y exclamó:
— ¡Señor, parece muy débil!

— Su aspecto es frágil, pero su fortaleza es incalculable; puede soportar hambres, miserias, dolor, abandono, pero jamás se dará por  vencido. Sabe hacer milagros con los alimentos y jamás dejará a uno de mis hijos con hambre, le dará todo y tendrá la virtud de sonreír en medio de la adversidad.

— Señor, la verdad, nunca te habíamos visto trabajar tanto en un ser. ¿Por qué es tan importante?

— Miren: el mundo cada día crece más y yo no puedo estar en todas partes, necesito hoy más que nunca que alguien me ayude a conservar y engrandecer mi creación, a llevar mi bondad y presencia a todos los seres humanos.

Los ángeles finalmente preguntaron:
— ¿Cómo le vas a llamar a este ser tan raro?

— Será reconocido por ser forjador de seres humanos extraordinarios, su aroma permanecerá por siempre, y su nombre estará escrito de forma indeleble en la humanidad.

Finalmente, Dios hizo una larga pausa, como meditando el nombre que le daría, y sonriendo ante lo más sublime de su  creación, exclamo:
— Le llamaré: MADRE

En eso uno de los ángeles tocó el rostro de la creatura y para su sorpresa se dio cuenta que una gota escurría de sus ojos, y preguntó:

¿Señor, qué es esa gota de agua que escurre de sus ojos?

— Eso es una lágrima, es el bálsamo del amor, es expresión sublime ante el dolor de mis hijos, es su aflicción ante el sufrimiento que manifiesta la sensibilidad de su espíritu y brota en forma incontenible ante las penas y las alegrías.

Entonces, uno de los ángeles exclamó:
 ¡Señor, eres un genio! ¿Cómo se te ocurrió poner una lágrima en este ser?

Y entonces, Dios con humildad respondió:

 Esa lágrima Yo no la puse!

viernes, 6 de mayo de 2016

Estás hecho para la alegría


Hoy le declaro la guerra al desaliento.

Hoy mando mis dudas lejos y más lejos mis tristezas.

No quiero que la desconfianza o el abatimiento echen raíces en mi alma. No quiero ser amargado.

Envío el desánimo a un destierro perpetuo, y en el mismo viaje le compro al pesimismo un boleto sin retorno.

Tú, corazón mío, estás hecho para la alegría. Eres templo de Dios y Él no mora en lugares oscuros.

No le abras la puerta, oh, corazón, al desconsuelo. Tus amigos son el entusiasmo y el ánimo resuelto.

Hoy le grito NO al pesimismo y en la fe encuentro inmensas reservas de coraje. Nací para vencer.

Nací también para avanzar y superar barreras. De toda caída aprendo algo y me levanto decidido.

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Gonzalo Gallo

jueves, 5 de mayo de 2016

Frase sobre el amor - Iginio Ugo Tarchetti



Iginio Ugo Tarchetti (1839-1869) escritor, poeta y periodista italiano.

La mejor canción para el Día de la Madre


Una hermosa canción para el día de la madre, del cantautor Victor Escalona, ambientado en un vídeo publicado por Betty Williams en su cana del YOU TUBE.
¡La madres son ángeles del cielo!

EL AMOR EN VIDA
Autor: Victor Escalona


Ellas son los ángeles del cielo
Cuidarán nuestra vida con anhelo
Ellas reviven la esperanza cada día
Siembran luceros para no perder la vía

Ellas son el canto de la entrega
Que empezó con la sangre de sus venas
Ellas conocen la verdad de tus pupilas
Pues dieron luz a cada una con caricias

"Madre serás"
Dijo Dios allá arriba
Y te hizo a ti mujer
Convertir el amor en vida

Ellas son la fuerza y la dulzura
La razón, el arrullo y la ternura
Ellas remueven nuestras fibras con sus dones
Y con milagros alimentan corazones

Ellas son las madres de los hijos
Que ha parido la tierra en su infinito
Pues cada vez que llega luz hasta sus vientres
En madre de todos los niños se convierten


"Madre serás" 
Dijo Dios allá arriba 
Y te hizo a ti mujer 
Convertir el amor en vida

lunes, 2 de mayo de 2016

No era feliz - Jorge Bucay



No era feliz
Entonces, escribió un libro, plantó un árbol,
tuvo un hijo y tampoco pudo decir que lo era.

Entonces, escribió otro libro, plantó más árboles
y tuvo varios hijos, pero nada cambió.

Entonces, escribió sobre el árbol, tuvo cinco mil
libros, plantó a sus hijos, y fue más desdichado.

Entonces, plantó los libros, les escribió a sus hijos
y se sintió más desgraciado.

Entonces, cerró el libro, le habló a sus hijos y
se durmió bajo el árbol para siempre.

En ese lugar hay una placa que dice:

"Yace aquí un hombre que
se olvidó de amar 
a los árboles, a los hombres
y a sus hijos”


Jorge Bucay